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Figura que corona la Columna de la Place Bastille. Punto de partida. |
Si una mañana de domingo os despertáis en una habitación de París y las sábanas no se os pegan hasta que el sol está en su cénit, hay un lugar que no os defraudará como primer destino de ese día.
Tras la ducha, se precisa atuendo informal pero elegante (imprescindible para que se os confunda con cualquier nativo y más por la zona donde vamos). Nos desplazamos a Le Marais, uno de los barrios mejor conservados del Antiguo París prerevolucionario.
Una vez preparados hay que conseguir llegar al Boulevard Beaumarchais, a ser posible desde la Place Bastille, donde encontraremos terracitas dispuestas para despertar el cuerpo y la mente con un buen café y un verdadero croissant (sí, doy fe, los croissants saben diferentes en París; sí, ahora sí sé qué es un croissant).
Desplazado el sueño y el hambre, continuad bajando por el Boulevard, por el lado izquierdo, dejando la columna de la Bastilla a vuestra espalda.
Pronto encontraréis la Rue du Pas de la Mule, que debéis coger para llegar a una de las plazas más bellas que podáis encontrar del París de Enrique IV (primer rey Borbón y el famoso autor de la frase "París bien vale una misa"):